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Nota de la autora.

“Disección. No espero que me sigas queriendo” es, de alguna manera, una carta de amor a la generación de mujeres que me antecede. En su desarrollo pretendo exponer (sin caer en un mensaje moralista) lo difícil que ha resultado para estas generaciones de mujeres encontrar y hacerse un lugar en el mundo independientemente de los roles pre asignados que, en muchísimos casos, han resultado de una opresión tan grande al punto de no poder identificar el deseo del deber ser. ¿Por qué hablar de generaciones anteriores? Porque considero que en las grietas sociales y discursivas de sus estructuras podemos encontrar muchas pistas sobre nuestras propias grietas y así, hacer las reflexiones pertinentes que acompañen y enriquezcan el cambio de paradigma del cual somos activamente parte.

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